Lengua portuguesa, es una lengua románica. Como las demás integrantes del grupo, procede del latín vulgar, variante popular del latín que hablaban los soldados de las legiones romanas y que se distinguía del latín culto en determinados aspectos. Surge con entidad propia en el norte de Portugal y la Galicia española, (región noroccidental de la península Ibérica), desde donde se expandió a través del territorio que hoy configura Portugal. Se parece más al español que cualquier otra lengua románica, y a pesar de las diferencias gramaticales, fonéticas y léxicas que las separan, ambas se entienden. Como el español, y otros idiomas del área, su léxico contiene gran número de arabismos, así como también helenismos y galicismos. También existen unas cuantas voces de origen fenicio, cartaginés y celta. La base de la lengua moderna culta la configura el dialecto de Lisboa. Portugal, Brasil, algunas islas del Atlántico (archipiélagos de Azores y Madeira), Angola, Mozambique, las antiguas colonias de África, Asia e Indonesia hablan portugués.
Es el idioma oficial de Brasil, al que también se conoce con el nombre de brasileiro. Desde un punto de vista estrictamente lingüístico, se trata de un dialecto del portugués que ofrece con respecto a él algunas diferencias fonológicas, sintácticas y léxicas. En general, el término portugués se aplica a las dos variedades.
El portugués conserva aspectos gramaticales que no están presentes en las demás lenguas románicas. Por ejemplo, mantiene las dos formas de futuro para el subjuntivo, el perfecto y el imperfecto. Como hacía el español antiguo, permite interponer el pronombre objeto entre el auxiliar y el participio del verbo que se conjuga. Es la única lengua románica que conserva la flexión personal en el infinitivo cuando la oración es subordinada sustantiva, como resto de las oraciones de infinitivo no concertado del latín. Por ejemplo, se puede decir partir ('salir') y partir eu ('que yo salga'). Además conserva una forma simple para el pluscuamperfecto, directamente derivada de su equivalente latina amara que procede del latín amaveram, que significa 'había amado'. En los demás elementos su gramática es muy parecida a la del español. La terminación -a suele ser marca de los nombres femeninos, en tanto que la -o lo es de los masculinos, en los dos casos proceden de las terminaciones femeninas de la primera declinación y las masculinas de la segunda declinación del latín. La -s final suele ser el signo de plural.
Desde el punto de vista lingüístico, el portugués es un idioma interesante dada la complejidad de su sistema fonológico. Posee 11 fonemas vocálicos diferentes con una gran riqueza fonética en sus variantes abierta y cerrada para los fonemas a, e y o. Las cinco vocales básicas se pueden nasalizar, aunque no sean tan cerradas como en francés. Se indica por medio de una tilde ~ que se coloca sobre la vocal nasalizada. También existen los diptongos que, a su vez, pueden estar nasalizados. El análisis fonético aísla hasta 25 fonemas consonánticos distintos, que aproximadamente tienen el mismo valor que en las otras lenguas románicas, aunque existen variedades dialectales. La variación más importante es la rr, que en Portugal es alveolar, mientras que en Brasil es uvular o gutural; la otra peculiaridad que corresponde al brasileño consiste en que los sonidos ch y dj se escriben como ti y di, pero no existen en otras variedades del portugués. La grafía lh corresponde a la ll del español, la ly del catalán o la gl del italiano; la nh equivale a la ñ del español, ny del catalán o gn del italiano y del francés.
En portugués son fonemas dentales d, t, l y n; en ellos la lengua toca los dientes en su parte posterior y basal. La escasa cesura que existe en la lengua hablada, encadena las palabras que forman una oración y ello explica el paso de s a z, esto es, la s se convierte en sonora en posición intervocálica dentro de la cadena fonológica; además ése es el origen de que se hayan perdido la l y n intervocálicas a lo largo de su historia. Por eso el latín, quales da la palabra portuguesa cuais y la latina persona es el origen de la portuguesa pessoa. En el caso de los artículos determinados o, a, (el, la) perdieron la l inicial porque los artículos nunca se pronuncian aislados, sino que en la frase van siempre delante de un nombre y forman parte de la cadena fónica; debido a esa posición intervocálica de la l en las combinaciones sintácticas de-lo y de-la (del, de la), aparecen las formas contractas do y da, que en una etapa anterior habían sido d'o y d'a. Si un nombre en singular termina en l, la pierde en plural por su posición intervocálica, ya que el plural de los nombres que terminan en consonante añaden -es. Así el plural de sol ('sol') es sóis ('soles'), tras haber convertido la e en i.
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